Es la pena máxima, exigida por los fiscales. El juez lo halló culpable de homicidio involuntario por administrarle al "Rey del Pop" una sobredosis del anestésico propofol
Luego de que el jurado de una corte de Los Ángeles, California, consideró, hace tres semanas, culpable de la muerte de Michael Jackson al último facultativo que lo atendió, el juez Michael Pastor ratificó este martes que Conrrad Murray deberá cumplir una pena de cuatro años de prisión en una cárcel del condado de Los Ángeles.
En una extensa exposición, el magistrado argumentó que el médico fue el responsable de administrarle a la estrella del pop el propofol que éste usaba para dormir y que deterioró su salud hasta llevarlo a la muerte. Aseguró, además, que Murray podría haberse negado a proporcionarle esa droga, como lo habían hecho otros doctores.
Murray "abandonó a un paciente que confió en él, le administró fármacos potencialmente peligrosos y no mostró ningún sentimiento de arrepentimiento, lo cual significa que sigue siendo un peligro", dijo el juez.
Tras escuchar los alegatos de ambas partes, Pastor se refirió a Murray como un "mentiroso patológico" y consideró que representa un "peligro para la sociedad", razón por la cual decidió no otorgarle la libertad condicional. Dijo que las acciones del doctor violaron la relación médico-paciente e insistió en que el cardiólogo no cometió un error aislado sino que se involucró en un comportamiento que representa "una deshonra para la profesión médica".
El juez no decidió, sin embargo, cuál es el monto del resarcimiento económico que el doctor deberá pagar a los hijos del cantante. Los fiscales habían señalado que podía llegar a ser una cifra cercana los 100 millones de dólares, pero la defensa indicó que se trataba de un número "imposible". El pago se dictará el próximo 23 de junio.
Murray, quien puede apelar la sentencia, ya cumplió 23 días en prisión, que sumado a su buen comportamiento le acreditan a 46 días servidos.
Cuando la audiencia comenzó, la defensa de Conrad Murray pidió que ésta no se transmita a través de audio y video, pero la moción fue denegada. El juez Michael Pastor consideró entonces que había un interés público preeminente a los motivos de privacidad que alegaba los abogados. Dijo, además, que esta moción no concordaba con el documental que Murray aceptó realizar con una productora de TV durante el proceso, en el que se incluyeron charlas con su equipo de defensores.
Luego la defensa objetó que se dicte sentencia en el día de la fecha mediante un subterfugio legal de último momento, afirmando que el caso estaba fuera del marco legislativo contemplado en los últimos cambios del código penal de California, pero el juez, después de escuchar una postura crítica de la fiscalía en este punto, volvió a definir la situación en contra de los abogados defensores.
Por su parte, el fiscal defendió una condena que evitase la libertad condicional debido a "la sofisticación del crimen", que si bien no fue intencional sí requirió de una serie de artilugios previos para conseguir el propofol (compró grandes cantidades sin decir la verdad al proveedor) y a la confianza de Jackson en el médico, que éste defraudó al abandonarlo en el momento de su muerte.
"El acusado estaba jugando a la ruleta rusa con la vida de Michael Jackson administrándole propofol de manera irresponsable y obscena", dijo el fiscal en su alegato, en el que reiteró el pedido de la máxima pena, además de un resarcimiento económico para su familia.
El médico cobraba un sueldo de US$ 150 mil por mes por atender las necesidades de salud de Jackson -una cifra que llamaría la atención de cualquier familiar cercano-, pero también vendió a una productora el acceso total a sus movimientos durante seis semanas, situación que provocó un áspero debate sobre el derecho de los acusados a lucrar con sus supuestos crímenes. Además, en una entrevista acusó a Jackson de haberle mentido, provocando una reacción de desaprobación general.
Sus abogados pretendían conseguir la libertad condicional, con el argumento de que su carrera profesional está acabada, dada la alta exposición pública de su mala praxis. "Condenar a una pena de cárcel prolongada a este ex doctor, descrito por todos los que lo conocen como un hombre gentil que dedicó su vida profesional a brindar atención a la población marginada, sería totalmente inapropiado", escribió en el texto presentado ante la corte.
Antes, su madre, Milta Rush, pidió clemencia al juez: "El está entristecido y arrepentido por la muerte de su amigo Michael Jackson y creo que está aprendiendo la lección más dura de su vida", escribió en una carta dirigida a Michael Pastor.
La situación habría deprimido profundamente a Murray, cuyos parientes echaron a correr el rumor de una supuesta intención de suicidarse tras los primeros días de encierro.
El médico, nacido en Granada, tenía un historial intachable hasta el día en que aceptó encargarse de la salud del cantante. Sus turnos de trabajo en la mansión de Jackson eran por demás curiosos (de 21:00 horas a 9:00 AM), mientras que las necesidades financieras estaba punto de quebrar- fue clave para que aceptara el trabajo y los riesgos que de él devenían. Jackson rogaba por propofol para conciliar el sueño a pesar de sus dolencias (se le atribuye la frase "Quiero mi leche", cada vez que se encontraba en una crisis y pedía la droga) y Murray, contra la opinión de todos los profesionales que declararon en el juicio, era el responsable de administrársela al cantante.
Luego de que el jurado de una corte de Los Ángeles, California, consideró, hace tres semanas, culpable de la muerte de Michael Jackson al último facultativo que lo atendió, el juez Michael Pastor ratificó este martes que Conrrad Murray deberá cumplir una pena de cuatro años de prisión en una cárcel del condado de Los Ángeles.
En una extensa exposición, el magistrado argumentó que el médico fue el responsable de administrarle a la estrella del pop el propofol que éste usaba para dormir y que deterioró su salud hasta llevarlo a la muerte. Aseguró, además, que Murray podría haberse negado a proporcionarle esa droga, como lo habían hecho otros doctores.
Murray "abandonó a un paciente que confió en él, le administró fármacos potencialmente peligrosos y no mostró ningún sentimiento de arrepentimiento, lo cual significa que sigue siendo un peligro", dijo el juez.
Tras escuchar los alegatos de ambas partes, Pastor se refirió a Murray como un "mentiroso patológico" y consideró que representa un "peligro para la sociedad", razón por la cual decidió no otorgarle la libertad condicional. Dijo que las acciones del doctor violaron la relación médico-paciente e insistió en que el cardiólogo no cometió un error aislado sino que se involucró en un comportamiento que representa "una deshonra para la profesión médica".
El juez no decidió, sin embargo, cuál es el monto del resarcimiento económico que el doctor deberá pagar a los hijos del cantante. Los fiscales habían señalado que podía llegar a ser una cifra cercana los 100 millones de dólares, pero la defensa indicó que se trataba de un número "imposible". El pago se dictará el próximo 23 de junio.
Murray, quien puede apelar la sentencia, ya cumplió 23 días en prisión, que sumado a su buen comportamiento le acreditan a 46 días servidos.
Cuando la audiencia comenzó, la defensa de Conrad Murray pidió que ésta no se transmita a través de audio y video, pero la moción fue denegada. El juez Michael Pastor consideró entonces que había un interés público preeminente a los motivos de privacidad que alegaba los abogados. Dijo, además, que esta moción no concordaba con el documental que Murray aceptó realizar con una productora de TV durante el proceso, en el que se incluyeron charlas con su equipo de defensores.
Luego la defensa objetó que se dicte sentencia en el día de la fecha mediante un subterfugio legal de último momento, afirmando que el caso estaba fuera del marco legislativo contemplado en los últimos cambios del código penal de California, pero el juez, después de escuchar una postura crítica de la fiscalía en este punto, volvió a definir la situación en contra de los abogados defensores.
Por su parte, el fiscal defendió una condena que evitase la libertad condicional debido a "la sofisticación del crimen", que si bien no fue intencional sí requirió de una serie de artilugios previos para conseguir el propofol (compró grandes cantidades sin decir la verdad al proveedor) y a la confianza de Jackson en el médico, que éste defraudó al abandonarlo en el momento de su muerte.
"El acusado estaba jugando a la ruleta rusa con la vida de Michael Jackson administrándole propofol de manera irresponsable y obscena", dijo el fiscal en su alegato, en el que reiteró el pedido de la máxima pena, además de un resarcimiento económico para su familia.
El médico cobraba un sueldo de US$ 150 mil por mes por atender las necesidades de salud de Jackson -una cifra que llamaría la atención de cualquier familiar cercano-, pero también vendió a una productora el acceso total a sus movimientos durante seis semanas, situación que provocó un áspero debate sobre el derecho de los acusados a lucrar con sus supuestos crímenes. Además, en una entrevista acusó a Jackson de haberle mentido, provocando una reacción de desaprobación general.
Sus abogados pretendían conseguir la libertad condicional, con el argumento de que su carrera profesional está acabada, dada la alta exposición pública de su mala praxis. "Condenar a una pena de cárcel prolongada a este ex doctor, descrito por todos los que lo conocen como un hombre gentil que dedicó su vida profesional a brindar atención a la población marginada, sería totalmente inapropiado", escribió en el texto presentado ante la corte.
Antes, su madre, Milta Rush, pidió clemencia al juez: "El está entristecido y arrepentido por la muerte de su amigo Michael Jackson y creo que está aprendiendo la lección más dura de su vida", escribió en una carta dirigida a Michael Pastor.
La situación habría deprimido profundamente a Murray, cuyos parientes echaron a correr el rumor de una supuesta intención de suicidarse tras los primeros días de encierro.
El médico, nacido en Granada, tenía un historial intachable hasta el día en que aceptó encargarse de la salud del cantante. Sus turnos de trabajo en la mansión de Jackson eran por demás curiosos (de 21:00 horas a 9:00 AM), mientras que las necesidades financieras estaba punto de quebrar- fue clave para que aceptara el trabajo y los riesgos que de él devenían. Jackson rogaba por propofol para conciliar el sueño a pesar de sus dolencias (se le atribuye la frase "Quiero mi leche", cada vez que se encontraba en una crisis y pedía la droga) y Murray, contra la opinión de todos los profesionales que declararon en el juicio, era el responsable de administrársela al cantante.
fuente: Infobae.com América
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